15/5/13

LA SONRISA ETRUSCA. José Luis Sampedro


Es una historia preciosa, llena de ternura, en la que conviven tres generaciones (al principio poco
unidas).
El abuelo, al que se compara con las raíces de un arbol, vive su experiencia en Milán de una forma extraña, viendo e interpretando las cosas a su manera y a la vez, aprendiendo.
Al principio, el abuelo piensa que el nieto es tan solo un bebé llorón, pero poco a poco se establecen grandes vínculos entre ellos, pues el abuelo ve en el nieto un gran parecido a él cuando era joven. Así que, el abuelo decide ayudar al niño a convertirse en hombre, ya que cree que su hijo y su nuera Andrea lo educan mal y no le dan el cariño que necesita, por lo que reza para que el cáncer que padece (al que él llama rusca ) le permita llevar a cabo su propósito.
En Milán, donde vive sus últimos días, se vuelve a enamorar, pero esta vez comprende que la mujer no sólo es para disfrutarla en la cama, sino que también se puede disfrutar escuchándola, comprendiéndola...
Además, recuerda experiencias vividas que dejaron huella en él.
Aparenta ser una historia sencilla, pero es más compleja, está llena de sentimientos tiernos y duros, pensamientos, secretos...
Julia A.  2º ESO